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Euforia, vaya palabra para estos tiempos que corren, casi nadie la siente, pero en este mes unos jóvenes menudos y valientes nos han hecho sentir de nuevo que la euforia existe, que es real, y que puede llegar a unir a un país tan controvertido como es España.
Más allá de sentimientos, si hablamos de fútbol, ayer España dio una lección futbolística al mundo, argumentó con tal autoridad que ni Mourinho es capaz de quejarse. Jugó de tal manera, que en mi vida había visto desplegar tanta calidad, tanto toque, tanta brillantez en todos los aspectos del juego. Queda demostrado, que estos días, donde abunda lo físico, donde un secretario técnico prefiere fichar a un africano de dos metros y ponerlo de centrocapista llegador, en vez de fichar a un tal silva o a un tal xavi, españa viaja a contracorriente, practica un futbol anticuado, a veces demasiado monótono, pero cuando se hace bien tan maravilloso, tan efectivo, que ni la defensa de la alemania de los 70 puede hacer algo contra ello. La maravilla con la que los nuestros tocaban, abrían a banda,buscaban al primer toque al centrocampista más cercano, llegaban con claridad buscando espacios, triangulaban cuan rondo de entrenamiento era tal, que los buenos amantes del fútbol, los que amamos el deporte, aplaudíamos no por ser nuestra selección, sino por la calidad de lo que estabamos viendo. Era como escuchar a led zeppelin en directo, o asistir al proceso creativo de un gran pintor, era arte futbolística. No voy a nombrar a ningún jugador, todos estuvieron brillantes en esa segunda parte inolvidable.
Para finalizar, España demostró que el fútbol no es un deporte de ignorantes, no es "solo fútbol" porque todos saltamos con los goles de xavi, de güiza y de silva, todos sentimos esa "euforia", todos vribamos, y eso es lo que realmente importa.