Sin querer evitarlo la vida nos juega malas jugadas, tiradas en que los dados son esos cabrones que marcan un destino no escrito, y cuando quieres evitarlo, no haces más que alargar una mala partida,tal es la intensidad del juego que al perder todo tu dinero, pierdes tu alma, tu vida,tus sueños...
Pero no son tan malos siempre estos dados manejados por nuestras decisiones, a veces y cuando no tienes mas que un dolar para apostar, marcan 7 y el jugador gana, sin a veces penasrlo, un sueño o quiza un corazón.Yo no sé sobre amor, ni de odio, ni de vanidades humanas, tampoco sé si verdaderamente existo o soy más que una copia vulnerable e ilógica de este mundo que gira alrededor de unos seres inevitablemente imperfectos, pero a la vez los mas puros cuando dos de ellos se unen en una fria noche invernal, compartiendo los mayores secretos en cualquier rincon oscuro de una cama, que estaba vacía.Y esto amigos es solo una mera casualidad, o no? y es culpa de un mundo en el que nada es intelegible, o quizá la no eternidad, esa intensidad de los malos momentos...y porque no?de los buenos, hace que cada momento en el que estas vivo sea único, esencial en una existencia de la que nosotros mismos no podemos ni explicar,y que sin saber porque tienes más en comun con un niño que viven en la patagonia que está leyendo a tolstoy o un treintañero ingeniero que está en su casa con "the end" de the doors mientras piensa en una vida absurda, llena de estupidos deseos que no causan mas que placer, placer que no es más que un estado en el que la persona se siente más viva, y no dicen que uno no está más vivo que antes de morir?el sufrimiento es lo contrario al placer, hecho de la misma mezcla,pero de sabor diferente.Ya no sabemos disfrutar de los aromas que nos brinda la vida, como visitar la cama de una princesa de piel dulce y labios de chocolate,o soñar con magos que conquistan nuestras neuronas abatidas de tanta absurda publicidad.
Yo, seguiré en mi humilde país de la no existencia y de pensamientos inconclusos, hasta que algun día los dados me vuelven a dar la pequeña sorpresa de saber que sigo vivo.
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