Hay canciones que se convierten en clásicos, canciones que son maravillosas, que se quedan en la memoria de la gente, y nos hacen disfrutar cada vez que las oímos, sin cansarnos nunca de su estribillo, o ese riff del principio que tanto nos emociona.Ésta, tiene esas características, pero además, es una obra maestra de la producción. Lo tiene todo, la cuerda repitiendo los mismos acordes es maravillosa, la voz de Chris Martin clara, como si se tratara de un solista en un coro de niños y para acompañar el sonido absolutamente armónico, la percusión marcando el ritmo de una melodía tan pegadiza y buena que no hace falta mucho oído musical para reconocer lo brillante de tema. Es normal que sea un éxito en todo el mundo, lo tiene todo para serlo, y además es buena, es lo que tiene la música, cuando se hacen las cosas bien, se deben reconocer, y este caso es de esos.
Coldplay nos brinda con un tema y un disco alucinantes, de la mano del genio y creador Brian Eno, posiblemente el mejor gurú de la producción desde George Martin y Phil Spector. Señores, acomódense en sus sillones, ponganse los sennheiser (en mis caso unos bonitos "JVC" tuneados con celo) y disfruten de esta maravilla.
Un saludo.
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