Ayer paseaba tranquilamente en el centro de valencia cuando una sucia imagen inundó mi cerebro, eran unas jovenzuelas de entre 14 y 17 años criticando a otra chica, hasta el extremo del llanto porque su conjunto no había sido adquirido en una tienda de marca o lo que es peor aún en zara y sus dominios.
Esta “terrible” noticia me llevó a pensar que caminos insospechados está tomando la juventud, Ahora las niñas de 16 años se preocupan más por el vestido que se van comprar para fornicar con cualquiera en los baños de la “discoteca” (Light, por supuesto) de moda y además sin las protecciones de rigor.
Peor aún si hablamos de ese cáncer que vagabundea en las mentes de todo joven, es el arte de vestir a la moda, o lo que es lo mismo, la muestra de una ausencia total de personalidad. Lo patético del asunto llega a tan graves consecuencias como la inseguridad de no saberse uno quien es, y cambiar cada mes según cambia zara de estilo.
Desviándome de los caminos más superficiales, esto conlleva un daño moral desproporcionado, la gente carece de aquello por lo que una persona lucha, de aquello por lo que millones de personas murieron, sé que algunos pensaran que exagero, pero el punto ha llegado a extremos y ya no hay vuelta atrás, la juventud juega a la ruleta rusa y el futuro de esta sociedad, o mejor dicho MENTIRA, esta en juego. Los niños ya no juegan a las canicas, no se rompen el chándal jugando a fútbol con sus amigos ni leen Julio Verne, que debería ser esencial en toda adolescencia. Ahora se dedican a pedir para reyes la nueva cazadora de tal marca, el móvil más moderno del mercado y se cortan el pelo cada 15 días. Pero las chicas además de estas múltiples cosas, ya no sueñan con ser periodistas y médicos, ahora quieren ser artistas y como no, gilipollas.
Y todo esto nos lleva solo a una única verdad, que la dignidad, la única arma con la que enfrentarse a la quimera más peligrosa, se está desvaneciendo en los espíritus de los chicos y chicas que cada generación pierden 1000 neuronas por unos zapatos nuevos.
En fin, los tous, dolce and gabana y compañía se irán incrementando en los armarios de estos ignorantes que cambian de estilo como si de una cazadora sucia y raída se tratara, y aquellos que no somos nada, vamos a tener que ir desnudos para revindicar nuestro derecho a no participar en este juego donde el único vencedor es la perdición, esperando el día en el que un señor con una túnica de primavera recién compradita en “pull” y complemento “guadaña cool” venga a visitar nuestra “humilde” morada.
2 comentarios:
Cuánta razón tienes!!
Hemos llegado a un punto en el que no importa tener personalidad. Si tienes dinero, te puedes comprar una en las tiendas de moda. Lástima que no vendan cerebros de uso inteligente.
Ya sabes...cambiamos de personalidad al mismo tiempo que Mango hace lo propio con sus escaparates.
Me encanta tu blog:)
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